AGUA para el colegio de Louly Sindiane

Cuando estuvimos en la escuela primaria rural de Louly Sindiane, Malick, su director nos explicó el gran problema que tenían con el agua. En el patio, un espacio de tierra y polvo vacío, hay un punto de agua que es un antiguo y desvencijado pozo a 15 metros de profundidad. De ahí, gracias a una cuerda a la que se ha atado un bidón, se extrae agua para los más de 270 niños y niñas que allí estudian y los profesores que enseñan. En el pueblo aún no hay agua corriente.

El agua así extraída se usa para:

• Los aseos, a 50 metros del pozo lo que supone niños que van y vienen cargados con cubos llenos de agua
• Pequeños depósitos para lavarse las manos
• Contenedores en los que con unas gotas de lejía se potabiliza para beber
• La limpieza de pizarras y aulas
• Riego de algunas (muy pocas) plantas

Esta situación, como nos decía Malick supone graves problemas de seguridad (los niños y niñas alrededor de un pozo en mal estado de conservación) y salud (salubridad de los lavabos e higiene del alumnado y profesorado). Además sueñan con convertirse en una escuela verde con árboles y flores además de intentar un pequeño huerto.

Volvimos al colegio el 28 de junio, Malick nos había invitado de nuevo y en esta ocasión quería que plantásemos juntos un árbol, un primer símbolo de la escuela verde que quería conseguir, un pequeño gesto para animar al alumnado a cuidar plantas y planeta que tanta falta hace. Lo que Malick y sus profesores no sabían es que íbamos a acudir con una GRAN NOTICIA para todos.

El lunes allí estaban Mònica Moro, nuestra presidenta y Mbaye Faye, uno de nuestros representantes en Senegal. La alegría del reencuentro fue grande y nos sentamos en el despacho de dirección a ver como estaba funcionando la flamante impresora multifunción instalada en abril. Malick nos explicaba el salto cualitativo que había supuesto para el colegio, ahora se imprimían ejercicios, exámenes, tareas y todo aquello que ayudaba a mejorar la educación del alumnado. Emocionado nos explicaba que en septiembre iba a haber un guardián en el colegio por lo que habían plantado algunos árboles que esperaban la estación de lluvias para empezar a crecer.

Y fue entonces cuando le dimos la gran noticia: ANEFP, uno de nuestros colaboradores más estrechos con la escuela, tras conocer y evaluar el proyecto de la reserva de agua había decidido financiarlo!!!!!!!!!!!!!!! Malick casi salta de su asiento, estaba loco, loco de contento y como sucede cuando algo grande ocurre empezó a soñar despierto: hablaba sin parar… en septiembre, cuando tengamos guardián empezaremos con el depósito, luego la bomba y los paneles solares, grifos, tuberías, mangueras, escuela con árboles y huerto, lavabos saneados, niños y niñas lavándose las manos… Estábamos ante una tormenta perfecta de emociones y sensaciones.

Así, con la alegría a flor de piel nos dirigimos a saludar a todas las clases, desde los más pequeños hasta los que estaban preparando su examen de salto al Lycée. Risas, canciones, algún baile y mucha, mucha ilusión con la novedad que se avecinaba para el próximo curso. Profesores, alumnos y rápidamente padres y madres festejaban la próxima llegada «de agua».

Y así plantamos un árbol, un pequeño árbol que es símbolo de esperanza por un colegio que mira al futuro con paso firme y con muchas ganas de cambiar para convertirse en un espacio amable, agradable y porque no interesante en el que poder aprender.